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El bailarín, coreógrafo, artista visual y gestor cultural comparte su visión de llevar la esencia de la danza tradicional a nuevos horizontes.
Emilio Vilca es un reconocido bailarín, coreógrafo y artista visual, que ha dedicado su vida a explorar y difundir las raíces culturales de su tierra a través de la danza. Como campeón nacional de cueca libre expresión, Vilca no sólo ha llevado el nombre de Pica a lo más alto de los escenarios nacionales, sino que también ha asumido el compromiso de devolver a su comunidad todo el conocimiento y la pasión que ha cosechado a lo largo de su carrera.
Recientemente, fue campeón del Torneo Nacional “Chile Canta a Chile”, de Rancagua, donde ganó junto a su pareja Juana Gallegos, compitiendo con trece parejas de todas las regiones del país. Próximamente, viajará a Nueva York, para exhibir su baile de cueca nortina sobre siembra y cosecha, de creación propia.
Con una visión clara y un corazón arraigado en su tierra, Vilca desarrolla proyectos culturales que abarcan toda la comuna. Desde colegios hasta parroquias, busca espacios que permitan acercar el arte a la comunidad. “Trato de buscar diferentes tipos de espacios, ya sea en colegios, en parroquias que tengan escenarios, y también aquí mismo, que es un lugar más especial para mí, donde puedo concentrarme y crear”, comenta el artista.
Su enfoque no se limita sólo a la ejecución de la danza, sino también a su evolución. Para Vilca, la cueca no es sólo un baile tradicional; es una expresión viva que debe mantener su esencia, pero con un toque innovador. “Me dijeron que tengo aptitudes para poder desarrollar algo bueno. Tiene que ser una cueca que mantenga la estructura del baile, pero con un plus, algo diferente, que haga que el público note algo especial y que muestre las raíces de un lugar”, explica.
Esta búsqueda de innovación no sólo se refleja en su trabajo artístico, sino también en su deseo de transmitir conocimientos. Vilca sueña con enseñar a niños, jóvenes y adultos, compartiendo su experiencia y especialización en la danza. “Es lindo tratar de transmitir eso a través de los movimientos, de la sonrisa, de la conexión que uno muestra con la pareja. Lo más lindo es el recibimiento del público, la felicidad de estar en un escenario y siempre querer dar lo mejor de uno”, afirma.
Para Vilca, la danza es un vehículo de conexión y transformación. Su objetivo es claro: retribuir a la comuna todo lo que ha aprendido y seguir creciendo como artista. “Mi idea es poder enseñarle a cualquiera que quiera aprender, especializarse quizá en el área de la danza, entregar todo eso a la comuna, retribuirlo y también yo seguir creciendo como bailarín”, concluye.
Con su talento, dedicación y amor por la cultura, Emilio Vilca se ha convertido en un referente no sólo para Pica, sino para todo el país. Su trabajo es un llamado a preservar las tradiciones, pero también a reinventarlas, demostrando que el arte es un puente entre el pasado y el futuro.
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