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En el Mes del Dirigente Social y Comunitario, la historia de Jhovanna Mamani y sus 15 años de trayectoria en la gestión vecinal, destacan como ejemplo de empoderamiento femenino en el mundo social.
Cuando Jhovanna Mamani llegó con su familia al barrio donde hoy lidera la Junta de Vecinos N°18 de Pozo Almonte, sólo había casas. Ni plaza, ni sede, ni espacios para los niños. Sí existían necesidades urgentes y el deseo genuino de hacer algo por los demás. Fue en ese momento cuando decidió asumir un rol que la ha acompañado por más de una década: el de dirigente vecinal.
“Me siento muy orgullosa de representar a mi junta de vecinos porque pude conversar con mis vecinos y vi que había muchas necesidades en el sector”, recuerda. Esa vocación inicial, nacida de la escucha activa, fue el punto de partida para impulsar junto a su directiva una serie de gestiones que transformaron su entorno: una plaza, multicancha, sede social equipada y redes de apoyo para vecinos en situación vulnerable.
Con motivo del Día del Dirigente Social y Comunitario, y a lo largo de estos 15 años, el estilo de liderazgo de Jhovanna ha estado marcado por la empatía, el trabajo colectivo y la convicción de que un barrio digno se construye con la participación de todos.
“Uno tiene que colocarse en la situación del otro, tener empatía con la otra persona. Para saber de las necesidades, hay que aprender a escuchar a los vecinos también”, expresó. Este impulso solidario fue tan profundo que la motivó a estudiar Trabajo Social, buscando profesionalizar aún más las herramientas con las que ayuda a su comunidad.
LIDERAZGO FEMENINO
Jhovanna no sólo lidera una organización, también representa a muchas mujeres aymaras que cada día asumen responsabilidades sociales en sus territorios, muchas veces de forma silenciosa. “La mayoría de las dirigentes, en realidad somos mujeres”, afirmó con orgullo. “Porque miramos las necesidades desde otro punto de vista. Nos empoderamos también con las necesidades que hay, y es como si fueran nuestras”.
Para ella, el liderazgo femenino en los pueblos originarios tiene un componente especial: una conexión íntima con el territorio y la comunidad. Cree firmemente que más mujeres deben atreverse a tomar estos espacios, porque son ellas quienes mejor comprenden las urgencias del día a día.
“Encuentro muy bueno que haya más dirigentes que se empoderen también de este tipo de vocación o de este tipo de labor que nosotros hacemos día a día”, dice, reconociendo que detrás de cada logro hay horas de reuniones, puerta a puerta, redes construidas y desafíos asumidos con generosidad.
También quiso reconocer a algunos dirigentes que han formado parte de la directiva a lo largo del tiempo, destacando su compromiso y el apoyo fundamental de sus familias. “Algunos ya no están con nosotros, pero su trabajo fue clave para abrirnos camino. Este reconocimiento también es para ellos”, finalizó Jhovanna.